La Asociación TYTO ALBA ha presentado alegaciones ante la confederación hidrográfica Miño-Sil, contra el proyecto de salto hidroeléctrico que la empresa Suma de Energías pretende instalar en el río Ancares.
Entre las irregularidades más notorias, destacan la ausencia de medidas correctoras concretas sobre cómo la empresa podría abordar contingencias como un posible vertido en el río, no se precisa la ubicación de escombreras temporales, los plazos para las restauraciones de las riberas o la adopción de medidas correctoras. A estas incógnitas se suma la nula documentación sobre el tendido eléctrico, aportando solamente un croquis del trazado.
En cuanto al impacto sonoro, los cálculos que se han aportado son insuficientes, existiendo contradicciones en el Estudio de Impacto Ambiental, pues sólo se evalúa el ruido ocasionado por una parte de la maquinaria, omitiendo asimismo, informar sobre las voladuras con explosivos y la emisión de partículas de polvo en suspensión a la atmósfera que afectarían a la población de San Pedro de Olleros, situada a menos de dos kilómetros.
En el inventariado de fauna y flora, es fácil apreciar que la empresa que realizó el EIA se ha basado en recopilar documentación de otras fuentes no actualizadas, y no cabe sino cuestionarse su fiabilidad, omitiendo que la zona es una de las áreas de expansión del Oso pardo; o con la inclusión en su informe de especies no censadas, y profundizando muy poco en el apartado referente a la fauna piscícola, con una población bien conservada de Trucha común, especie calificada como “Vulnerable” en España por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y que sería una de las más afectadas.
En lo referente a flora, existe un informe del año 2005 remitido a Confederación y a la propia promotora por parte de la Dirección General para la Biodiversidad alertando sobre la existencia de una Aliseda, declarada como Hábitat de Interés Comunitario y que podría verse destruida si se llevase a cabo la construcción de esta presa.
Este proyecto tendría un amplio impacto visual y ambiental, se enclavaría en plena Reserva de la Biosfera de los Ancares y pondría en riesgo una zona de alto valor ecológico; además, solo generaría uno o dos puestos de trabajo y está provocando un contundente rechazo en los pueblos de la zona, que cuentan ya con más de mil firmas recogidas por una iniciativa vecinal.